Casa en Valdegrosa
La casa se encuentra situada en una parcela desabrigada, una loma caracterizada por la presencia de dos escenarios muy diferentes: uno más cercano, constituido por un joven pinar; y otro lejano, dibujado por las suaves colinas del Andévalo.
Existía una pequeña nave justo donde ahora se sitúa la casa. Tras visitar varias veces el solar nos acostumbramos a su presencia, a su tranquilo diálogo con el paisaje, comenzando a surgir de este modo la idea de un edificio sereno, vagamente familiar, que debía resonar con las construcciones agrícolas que pueblan el lugar.
Dos grandes porches, que miran a orientaciones diferentes, definen la escala de la casa en relación al territorio, anclándola a él. Que estas orientaciones sean diferentes es importante: el porche más amplio se abre a poniente, a las vistas sobre el Andévalo, donde a veces combate el viento con fuerza. En cambio el más pequeño, orientado hacia el pinar, se encuentra resguardado tanto del sol como del viento. Cada uno queda cualificado por su sección: el primero es más alto y reconoce la pendiente de la cubierta, mientras que el segundo es horizontal y extremadamente bajo. Entre ambos, una amplia galería construida como un gran mueble, que hará las veces de armario y estantería, articula las distintas estancias. Se trata por tanto de ajustar dos habitaciones exteriores, caracterizadas por los dos escenarios que marcan la experiencia del lugar, conectándolas a través de un espacio singular desde el que acceder a las distintas estancias. Operaciones posteriores sobre el entorno próximo a la casa nos permitirán matizar la relación de esta con el paisaje.