Centro de Salud de Las Palmeritas
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La construcción responde estrictamente al programa funcional de atención médica según normas y recomendaciones del Servicio Andaluz de Salud.
Entendemos que la obra pública tiene carácter de referencia.
El edificio asume su condición protagonista frente a un entorno urbano amorfo y desequilibrado: un vacío heterogéneo rodeado por bloques de viviendas. Entendimos podía tratarse de una propuesta revitalizadora que supusiera un revulsivo urbano en ese espacio excedente, periférico e impreciso y degradado.
Dos gestos fueron decisivos: acotar un recinto de privacidad en el centro de ese espacio, con un muro continuo de hormigón y vidrio, e introducir dentro de su perímetro, un prisma resplandeciente, visualmente pesante, que se incorpora por encima del muro reclamando su papel de elemento referencial. Levitando.
La piel brillante de cerámica vidriada, conforma una carcasa suspendida que envuelve un interior hermético accesible desde un solo punto. Sus perforaciones evocan tradiciones constructivas: celosías vinculadas a la tradición islámica, palomares ó secaderos de tabaco, que consiguen una definición del edificio. Pieza de carácter autónomo que resuelve la necesidad privada de luz y reserva adquiriendo hacia el exterior un aspecto hermético.
Envoltorio identificable que privatiza. Vibrante en su expresión exterior y algo conmovedor por dentro. El gran vacío estructural ordena las funciones en las tres plantas del edificio. Visibles al tiempo que oxigena los lugares de espera. Estos se elevan como caverna hasta el lucernario. Es el principio generador de toda la estructura. Deambulatorios alrededor del vacío y una pasarela diagonal que lo cruza, convierten este espacio en recorridos que vinculan a las diferentes funciones.
En Planta Baja, en su frente, bajo un dintel masivo, desde un atrio cubierto, se dispone la entrada principal atravesando una franja/puerta horizontal de vidrio hacia el interior. Rotundo, desnudo y palpitante.
Durante el día, el interior queda irradiado desde el lucernario y desde la celosía envolvente, que filtra la luz y reverbera el color que llega del exterior.
En la noche, más allá de sus aspiraciones funcionales, utiliza su condición material como lámpara urbana. La luz artificial se incorpora a la arquitectura con voluntad expresiva, y aparece desde el interior, para convertirse en un referente.