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En una reforma parte del proyecto se encuentra construido. Desde el principio fuimos conscientes de que nuestras propuestas debían guardar cierto compromiso con lo preexistente. El legado que teníamos en frente, una casa obrera entre medianeras típica de las ciudades industriales de principios de siglo XX, no tenía ningún valor patrimonial más que su grado de antigüedad, hecho permitía adoptar una actitud más de transformación que de conservación.
Nuestro interés se centró en el carácter desgastado de sus espacios que le proporcionaban las barandillas oxidadas de hierro fundido, las puertas pendientes de una capa de pintura, contraventanas de madera comidas por el sol…. El proyecto no podía borrar esa pátina de tiempo. Lo nuevo tenía que fundirse con lo viejo.
Nuestra intención era centrar nuestras actuaciones en objetos que pudieran desvelar el espacio que la casa nos podía brindar. Con esta finalidad mantuvimos la mayoría de la distribución interior y usamos los huecos como mecanismo para aproximarnos a lo ordinariamente antiguo de tres maneras diferentes.
En la fachada a calle, respetando el orden propio, incorporamos una nueva ventana en planta primera de proporciones iguales al balcón existente. En ella exploramos el aspecto de mezclar en un mismo objeto elementos nuevos y antiguos. La carpintería se realizó de nuevo con escuadrías de madera de eucalipto y cristales de altas prestaciones, en las que incorporamos las antiguas contraventanas y reciclamos las barandillas.
A diferencia de la anterior, la fachada interior se encontraba en un estado pésimo de conservación e implicaba hacerla completamente nueva. Nos interesó la idea de cómo mantener ese aspecto cotidiano usando huecos propios del lenguaje moderno. Usando como guías de diseño la composición original, de balcón corrido y hueco en lateral, dotamos la planta baja de mayor relación con el jardín. Con el fin de ensalzar carácter ordinario pusimos hincapié en elementos secundarios a menudo despreciados, como son los bajantes y la chimenea, materializados con cerrajería oscura que contrasta con la monocromía de color terracota del resto de la fachada.
Esta tipología de casa, estrecha y profunda da lugar a interiores muy lóbregos. Aprovechando la generosidad espacial que nos brindaba la escalera existente, realizamos un lucernario en la cubierta mayor que el entrevigado. Un recorte perfecto en el que valor el expresivo del espacio recae en la textura del sistema constructivo.