Piscinas En La Coruña
Con el objeto de proporcionar dotaciones deportivas a los pequeños enclaves rurales de la provincia, la Diputación de La Coruña puso en marcha una serie de concursos de arquitectura para ir construyendo en fases sucesivas piscinas y gimnasios a partir de una serie de prototipos que cada Ayuntamiento podía elegir. Planteado como una solución genérica para un lugar sin rasgos, el modelo seleccionado por los municipios de Oleiros, Melide, Fene y Pobra do Caramiñal, alude de forma indirecta a la lluvia como denominador común del paisaje gallego. Una cubierta convexa en forma de gran canalón se propone así como rasgo identificador del proyecto, que por otra parte se caracteriza por su compacidad y por su capacidad de adaptación a distintas situaciones urbanas.
Agrupados en un cuerpo único, dos volúmenes de doble altura albergan respectivamente el gimnasio y la piscina. Entre ambos vacíos el cuerpo correspondiente a la cocina, la cafetería y el restaurante se inserta como un puente abierto lateralmente a estos dos espacios dominantes mediante sendos huecos que reproducen la forma de la sección. Bajo esta zona de gastronomía ubicada en la primera planta se localizan los vestuarios, la sauna y el botiquín. Dos huecos rasgados en la parte inferior de los testeros constituyen el segundo grupo de elementos invariables del proyecto, incorporando el paisaje circundante al gimnasio y la piscina, respectivamente; otros ventanales corridos en la parte alta iluminan con luz rasante el plano del techo, subrayando la independencia de la cubierta respecto del resto del edificio.
Un mismo pórtico formado por pilares de hormigón y una viga curva de madera laminada sustenta geométricamente la sección variable de la cubierta, cuyo papel de plano portador del agua se enfatiza mediante una gran bajante en una de las esquinas del prisma. Contrastando con el aspecto frío de la cubierta de zinc, un enlistonado de madera de iroko envuelve el edificio, transformando el volumen en una suerte de arca abandonada entre las colinas gallegas. Como en los postes del tendido eléctrico aún presentes en el campo gallego, una pátina gris se irá apoderando del cerramiento de madera, contribuyendo a la mímesis del edificio con el paisaje que le ha tocado ocupar. Como una alfombra de adoquines y hierba, la obra de urbanización se trata como el único elemento específico de cada emplazamiento, el que permitirá la adaptación de este prototipo abstracto a las condiciones paisajísticas y urbanas de cada enclave.