Baños Árabes de Baza
La puesta en valor del monumento se ha basado en cuatro aspectos sustanciales.
La “escala” del objeto, en sí mismo y en relación con la trama y escena urbana.
La luz, como clave de la percepción de los espacios interiores.
El agua, como elemento caracterizador del propio baño y sus salas, como material intangible y evocado.
La materialidad de la construcción medieval, caracterizada por el espesor y lo masivo de sus sistemas constructivos.
En relación con la escala, la nueva arquitectura del barrio y la acumulación de rellenos a lo largo de siglos dejaban los baños soterrados y descontextualizados. Era necesario recomponer las proporciones de los cuerpos construidos de cara al exterior, volviendo a configurar las callejuelas y relaciones de llenos y vacíos.
Por ello se proyectó un volumen neutro, facilitando el acceso al nivel actual de la calle. Esto permite contemplar todo el conjunto y sus cubiertas bajo un nuevo espacio protegido, recreando una atmósfera que sirve de transición entre el exterior contempóraneo y los baños de hace más de seis siglos.
En relación con la luz era imprescindible, en los propios baños, adoptar las soluciones necesarias para que las cualidades espaciales de las salas se perciban de acuerdo con su estado original y, externamente a ellas, utilizándola como elemento esencial del proyecto, facilitando la gradual adaptación de un interior , ya muy descontextualizado, al pasado que atesora su interior.
En relación con el agua, descubriendo o insinuando su relevante papel en el mundo de los baños, como causante de complejas infraestructuras y reflejos y reverberaciones. Su presencia, real o evocada, deberá permitir explicar (y entender) las estructuras y restos que se conservan y visitan.
El nuevo edificio se inspira, por tanto, en las cualidades espaciales de un baño árabe, en el que la luz, el agua, la penumbra y el vapor recrean una atmósfera especial.
Se eligen solo tres materiales contemporáneos acusando el contraste entre lo nuevo y lo viejo (el masivo hormigón como réplica de la materialidad de la construcción medieval, el acero y el vidrio).
Su sencilla organización funcional permite recuperar el perdido patio del “maslaj”. Para el acceso se diseña una puerta que provoca la entrada en recodo por el mismo lugar que la original. Esta puerta, la estructura de cubierta (forjado de “Serlio”), el discreto rótulo y el diseño de los tiradores son las únicos referencias a la arquitectura y modos decorativos árabes.
El proceso de restauración implicó una primera fase de investigación arquológica y supresión de construcciones contemporáneas. Para llegar al estado en el que se puede contemplar el baño, una vez acabadas las excavaciones y eliminadas las estructuras y restos de época más reciente, se procedió a la limpieza y consolidación de los muros, apeos y protección de los elementos medievales.
Se instalaron estructuras provisionales para poder ejecutar la nueva edificación que permitiría su conservación y puesta en valor.
Los criterios aplicados en la restauración fueron del máximo respeto a los elementos originales, dejando algunas huellas del paso de la historia, como las tinajas de la bodega.
Solo se procedió a restituir los elementos estructurales imprescindibles para garantizar la estabilidad y comprensión espacial de los ámbitos afectados por las severas reformas que habían sufrido a lo largo de más de quinientos años. Las bóvedas afectadas por la vivienda que se construyó sobre ellos, se rehicieron con las mismas técnicas y materiales originales y los arcos y pasos, de los que quedaban huellas precisas en sus arranques, así como los perdidos pavimentos, siguiendo las referencias conocidas tras la investigación arqueológica.